Un vacío muy difícil de llenar

© VE.com. Elche, 1 de Febrero de 2011. Pablo Salazar
Diamante en bruto, proyecto de crack, ídolo de la afición, alocado, violento y agresivo son algunos de los muchos los adjetivos que han marcado a Wakaso Mubarak durante su estancia en el Elche, al cual llegó hace dos temporadas y media. La única realidad es que el futbolista africano no ha dejado indiferente a nadie durante su paso por el Club, siendo aclamado por unos y denostado por otros tantos. Con su marcha al Villarreal ya concretada, es el momento de analizar qué tipo de jugador ha sido 'Waka' y qué futuro le depara en una entidad como la castellonense.

El joven ghanés recaló con apenas 17 años en las filas ilicitanas en 2008, procedente del Ashanti Gold de la mano de su representante, el cual tiene gran parte de los derechos del futbolista. Tras unos primeros meses entrenando en las filas del Torrellano, Wakaso se enroló en la plantilla ilicitana y fue aclimatándose poco a poco su nueva etapa en el futbol español. Desde su debut en el primer equipo, `Waka´ casi siempre mostró dos caras muy distintas.

Su cara positiva es la de un jugador muy joven, mediocentro defensivo con habilidad para sumarse al ataque, un físico espectacular capaz de aguantar los 90 minutos al máximo nivel, con un esfuerzo y sacrificio fuera de lo normal, y no exento de calidad; por el contrario, su “cara B” es la de un futbolista descentrado, irregular, agresivo y en ocasiones violento, que hace que sus “lapsus mentales” se paguen con tarjetas varios colores.

Más de 50 encuentros como franjiverde.
Durante el primer año como componente del plantel franjiverde disputó un total de 16 partidos en liga, en los que en 5 de ellos partió como titular y 11 lo hizo saliendo desde el banquillo. Cerró la temporada sin marcar ningún gol y con un total de cinco tarjetas amarillas y tres expulsiones en 503 minutos, algo muy poco habitual en un jugador debutante en la categoría. Además, dejó sensaciones agridulces entre los aficionados, ya que a pesar de su indiscutible calidad, hace de sus lapsus mentales su principal defecto.

En su segunda temporada, en el club Wakaso se asentó en la categoría y se adaptó a la perfección a las exigencias del equipo. Jugó 26 partidos -14 de ellos completos-, partiendo en 24 ocasiones como titular y 2 como suplente en los casi 2.000 minutos que disputó. Su rol en el equipo se vio aumentado, ya que la dupla que formó con Acciari fue de las mejores del campeonato, y el hándicap de las expulsiones pareció haber desaparecido: tan solo vio una tarjeta roja en toda la temporada. El gran estado de forma que atravesaba tras acabar la campaña llamó la atención de muchos equipos de Primera, que se interesaron por su situación.

Tras un verano convulso en el que el Club se desprendió de gran parte de sus jugadores clave, Wakaso estaba llamado a ser el estandarte de un equipo que aspiraba a lo máximo, por lo que la directiva se cerró en banda a una posible salida. El jugador no defraudó en el inicio liguero, rallando a un grandísimo nivel. Por ejemplo, ante el Cartagena una galopada suya por banda propició que el Elche se llevara los tres puntos, tras un pase de la muerte que Linares transformó. La falta de puntería y atrevimiento de cara a portería que le caracterizaba lo suplió a base de golazos, como el que le endosó a la Ponferradina poniendo en el triunfo franjiverde ante los bercianos.

No obstante, a medida que fue avanzando la temporada, el rendimiento del jugador ha ido en detrimento. Las constantes salidas de tono que ha tenido durante algunos encuentros en forma de duras entradas le han supuesto un total de 12 tarjetas amarillas y 5 expulsiones en las 22 jornadas disputadas hasta la fecha.

Un temperamento africano.
Fuerte, agresivo y con un físico espectacular, ‘Waka’ siempre se ha empleado a fondo en la totalidad de los partidos que ha disputado. Su exceso de ímpetu cuando se dispone a ir al corte le ha cargado siempre de tarjetas amarillas y expulsiones, siendo ésta la principal causa de su despido. De esta manera el Elche deja de contar con un portento físico en el terreno de juego, polivalente y que garantiza, como mínimo, oxigenar al equipo en las segundas partes y dotarle de velocidad. Sin lugar a dudas, Wakaso tiene cualidades para ser un buen futbolista y dentro de un gran club como el Villarreal será capaz de brillar con fuerza si allí consiguen corregir esos defectos que le caracterizan. Veremos que le depara el futuro.